
Sijo: expresión de la poesía clásica coreana
Cabe mencionar que la literatura coreana, a pesar de gozar de una escritura propia, continuó escribiéndose entre los nobles a través de la caligrafía china. Así podemos encontrar muchos textos clásicos que, inclusive, intercalan los ideogramas con el hangul. Justamente el sijo y otras formas de poesía coreana se escribieron tanto en caracteres chinos como coreanos. Pero, particularmente el sijo se adaptó con mayor facilidad a la nueva escritura.
El sijo se expresó originalmente entre cantos, recitaciones, textos escritos que recogían la tradición oral y luego en poemas escritos sólo para el placer de la lectura de los nobles. No hay una fecha ni publicación determinadas que revelen los orígenes de esta forma poética. Se piensa que se desarrolló a finales del reino de la dinastía Koryo, entre los siglos XIII y XIV, hasta alcanzar gran popularidad durante los quinientos años de la dinastía Choson. Lo único verificable es que el sijo no desapareció junto con este reinado, pues hasta nuestros días continúa su creación y aceptación entre los poetas coreanos, aunque, claro, con algunos cambios que los distinguen del sijo antiguo. Los estudiosos de la literatura coreana han preferido distinguir al sijo clásico, el cual alcanzó su esplendor en el siglo XVI, del sijo de la época moderna, remozado durante la colonia japonesa en las primeras décadas de este siglo con el fin de revivir las viejas y arraigadas tradiciones coreanas. Sin embargo, el estilo de ambos momentos del sijo no presenta diferencias sustanciales.
Los investigadores no están de acuerdo sobre cuándo se fijó la estructura del sijo. Una teoría sostiene que éste evolucionó de las tres estrofas del hyangga, poema lírico tradicional en diez versos. Otra afirma que el sijo derivó de las canciones tradicionales difundidas en la segunda mitad del reino Koryo en el siglo XIII.
El lenguaje y la forma concisos del sijo correspondieron a los cánones estéticos de la clase yangban, que constaba de las nuevas familias de funcionarios que dirigieron la administración política, económica, social y cultural del reino durante el periodo Choson. Esta clase consiguió manifestar su sensibilidad a través del sijo y su escritura en hangul.
Si pretendemos comprender la naturaleza de esta forma poética, conviene detenerse un momento en las acepciones de su nombre. Éste proviene de las palabras sijolgajo, y sijolga, que significan “la canción de esta temporada” y la palabra jo, que significa “melodía”. También el sijo puede entenderse como el término opuesto de la palabra Kojo que significa “antigua melodía”. Etimológicamente, la palabra sijo siempre ha estado estrechamente vinculada a la melodía y la canción; y de ahí podemos colegir que el sijo se popularizara prestamentemente como una canción y no tuviera una versión definitiva en las diversas colecciones donde aparecía.
Respecto a su estructura, debemos decir que el sijo consta de tres versos, los cuales se dividen cada uno en cuatro segmentos o umbos (en coreano). Cada umbo posee tres a cuatro sílabas, teniendo un aproximado de quince sílabas por verso y un total en el sijo de alrededor de cuarenta y cinco sílabas. En su estructura básica, los umbos de cuatro sílabas aparecen con frecuencia y son llamamos pyonumbo (umbo estándar), a los umbos de menos de cuatro sílabas se les conoce como soumbo (umbo corto) y a los umbos de más de cuatro sílabas, kwaumbo (umbo largo). Podemos resumir la forma métrica general del sijo de la siguiente manera:
3 4 3(4) 4
3 4 3(4) 4
3 5 4 3(4)
Como se puede observar, la tendencia en la composición del sijo es alternar los umbos cortos y largos al inicio de los versos. Entre paréntesis indicamos las posibles variaciones. También es norma que el primer umbo del primer y segundo versos se inicien con tres sílabas, así como el tercer verso siempre se presente con una exclamación en tres sílabas y le continúe otro umbo de cinco o más sílabas. En el siguiente sijo del poeta Jong Chol (1536-1593), podemos ver las características de esta forma poética.
Sacaré mi corazón
Lo colgaré en lo más alto del firmamento
Y con él te iluminaré, oh, mi señor.
Sosteniendo una copa me siento y contemplo las lejanas colinas.
Si viniera mi amor, si viniera, alegraría este momento.
Yo adoro las montañas, pero ellas no hablan, no ríen.
Yun Sondo
Cuántos amigos me rodean: agua, piedra, pino y bambú.
Y me deleito con esta luna que surge sobre las montañas.
Permítanme tener sólo a estos cinco amigos.
Agua
Siendo clara la nube, a veces se torna negra.
Siendo límpido el viento, continuamente deja de fluir.
Mas sólo el agua límpida y fluida.
Piedra
La flor nace y se marchita con facilidad.
La hierba azul de pronto es amarilla.
Mas la piedra permanece.
Pino
Con el estío florece y con el invierno decae.
El pino no sabe de nieve ni de escarcha.
Sólo sabemos por la escritura de su raíz que va a los infiernos.
Bambú
No es árbol ni hierba.
¿Quién le envidia su rectitud y su vacío?
Así es el gusto de la cuarta estación por lo verde.
Luna
Eres pequeña para volar tan alto e iluminar todo lo creado.
Al anochecer eres la única iluminación.
Y eres mi amiga por callar tu propia contemplación.
Yun Sondo
En la segunda mitad del siglo XVII, el sijo, que era exclusivamente escrito por la clase yangban, empezó a ser compuesto por poetas que no necesariamente pertenecieron a esta clase. Durante este periodo el sijo, que hasta entonces había desarrollado formas más estilizadas, cobró un carácter más popular. Recopilaciones de sijos, como Canciones de
Todo lo que yo creí se fue durante el sueño de una tarde.
¡Olvídalo! Las palabras no podrán cambiar mi destino.
Kim Chontaek
Oye, grulla, te mueves de aquí para allá alimentándote entre las yerbas rojas de la playa.
¿Por qué sigues buscando si tienes llena la boca?
El hambre es mi vergüenza y yo también debo moverme de aquí para allá.
Canción de una escena pacífica del sur.
Y la guardo en el colchón del viento de primavera
Para liberarla cuando venga mi amante.
Deseo alcanzar la colina verde, amor apasionado.
Si el arroyo azul fluye, fluye ¿podría cambiar la colina verde?
Lamentablemente el arroyo azul no podrá olvidarla y se alejará llorando y llorando.
Los primeros declamadores debieron padecer mortificaciones.
¿Habrán hallado mejor voz en la canción que en las palabras?
Si el cántico aleja las preocupaciones, entonces cantaré.
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