viernes, 26 de octubre de 2007

Zoológico marcial


Tras largos años como investigador en distintos gimnasios de una variada cantidad de artes marciales alrededor de todo el mundo, el zoólogo profesor John Johnson Jones, quien habitó la Gran Bretaña de fines del siglo pasado, elaboró una extensa tipología de la fauna que habita y se reproduce en las inmediaciones de los lugares de práctica. Hoy, como una manera de hacer justicia con este gran olvidado, queremos citar algunos de los pasajes más significativos de su obra maestra: "Faunus Marcialis".

Gordo pulenta: el tipo la hace corta, te pone porque tiene más aguante que vos. De las técnicas ni le hablen, el sólo quiere ir al frente y demostrar quién es más guapo. Eso sí, cada tanto cobra.

Pequeño dragón: suele ser joven, de hecho casi púber, pero desde su escaso metro veinte y livianos 35 kilos se las arregla para complicar al más pintado. Cuidado con él, es el Pequeño Dragón, que ya desde los seis años demuestra claras condiciones de descollar en las artes marciales. Si por casualidad ven pasar a un ejemplar de esta especie, apúrense y péguenle ahora que pueden. Eso sí, a bancarse las consecuencias cuando se lo crucen en unos añitos.

La roca: no le pidan que se estire. No se lo pidan. En serio, es posible que se lesione seriamente. Se trata de una rara especie evolucionada a partir de la cruza de algún animal y un árbol. Eso sí, este tipo de practicante suele tener la fuerza de un toro, ya que como es sabido, a músculos cortos, mayor fuerza. ¡Pero no le pidas que se estire!

Serial Killer: Ok, sos bueno, tenés técnica, actitud, hace varios años que practicás, te cabe entrenar a fondo, y sobre todo te gustan mucho las situaciones reales, todo eso ya lo sabemos, pero... ¿qué necesidad de mostrarlo con tus compañeros de práctica? En serio, man, porqué no te anotás en la UFC, al último lo tuvieron que enyesar de la cintura para abajo... ¿Como y qué, man! ¡Estábamos practicando formas! ¿Qué? Claro, entiendo que a vos te pareció buena idea practicar formas con sparrings humanos, pero... no, está bien, no, pará, paraaaaaaaá!!! AY! No, la rodilla nooo! AUCH!!! OUCH!!! PAF! POF!
Crack!!!

Paz y amor: a él le cabe la parte filosófica de las artes marciales. Así las cosas, primero se procupa por el verdadero sentido del Zen y el aporte de Bodidharma a las artes marciales que por mejorar un poco sus patadas laterales, que bastante mal le salen. Se lo identifica al instante, porque en lugar de estar matándose con sus compañeros, está a un costado, sin una gota de transpiración y avasallando a su profesor con sus conocimientos sobre el Karma para los antiguos teósofos y su influencia en las actuales religiones de la zona de Chaco Boreal.

El nuevo: el eterno peregrinar en busca de zonas de pastoreo hace de este ejemplar uno de los menos frecuentes de encontrar. Se trata de una especie que migra constantemente de gimnasio en gimnasio, recorriendo las distintas escuelas y artes marciales. No se sabe bien por qué lo hace, lo cierto es que suele encontrar resistencia de parte de sus efímeros compañeros, que suelen desconfiar de él, murmurando por lo bajo "mmm, viste esa patada... este hizo Kung Fu", o "ajá, gira sobre el metatarso para patear... este anduvo con el profesor tal y cual...". La conclusión es obvia: el nuevo viene a robar conocimientos, y por eso debe ser tratado como un enemigo. Al menos hasta que demuestre lo contrario. Este tal vez sea el factor más decisivo en la inconstancia de este ejemplar, que hacia el final de sus vidas conoce un poco de cada arte marcial, pero de ninguna sabe mucho.

Ella: mujer en una actividad noventa por ciento de hombres, lo cual ya nos da un buen dato para dibujar su personalidad. Este espécimen se divide en algunas subespecies. Así, tenemos la Ella Te Faja, que supera a la mayoría de sus compañeros de práctica varones y adora, pero adora en serio, ser golpeada con pies y manos, arrojada al suelo y retorcida por los miembros. Luego se encuentra la Ella Es Tímida, que suele demostrar no sentirse del todo cómoda entre tantos varones, con lo cual consigue trasladar su nerviosismo a ellos.

Siameses negativos: esta especie siempre anda de a dos ejemplares, que llevan a la práctica una de las más extrañas relaciones simbióticas que se recuerden: la de cagarse a trompadas y patadas cada vez que coinciden en una lucha. Cada uno por separado son personas amables, incluso tímidas y excelentes conversadores, llenos de erudición y sensibilidad por las artes. Pero es cuestión de que el Maestro señale primero a uno y luego al otro, ordenándoles que demuestren en una lucha lo aprendido, para que el lugar de práctica, el hábitat, truene con el sonido a golpes, cachetadas, patadas en la espalda y cuerpos que caen al piso. Hay quien aventura que no se trata de una cuestión de enquina personal. Simplemente, afirman estos especialistas, es una cuestión de polaridad idéntica. Polo positivo rechaza polo positivo. Es decir, por sus características, los miembros de esta especie no pueden evitar cagarse a palos en la práctica, no importa cuál sea el nivel de intensidad que se esté manejando.

Rebelde sin causa: Un ejemplar fascinante en verdad y difícil de hallar. Nunca se cansará de cuestionar los conocimientos de su Maestro, tal vez alguien lo sorprenda incluso mirando muy cancheramente cuando su profesor haga una demostración o explique algo. Incluso, cuando su profesor corrija algún movimiento, él insistirá en mantenerse en sus trece, repitiendo exactamente sus pasos. Espécimen muy pícaro, se vanagloria de sabérselas todas, al punto tal que sus compañeros se preguntan, mirándose con cara de no entender y frunciendo los cinco dedos de la mano hacia arriba: "¿Para qué viene?"

El todo terreno: Uffff... Esta especie suele mostrarse fuera de su hábitat natural, el gimnasio, siendo esta precisamente su mayor particularidad. En la escuela, en el trabajo, con sus amigos, con su novia, en la mesa de votación o haciendo la cola para pagar al cajero del supermercado, este ejemplar insistirá en aplicar sus conocimientos, frecuentemente bajo la excusa de "tengo que comprobar si esto sirve realmente en la vida real, viste", que n o hace otra cosa que esconder a un sádico en regla. Así, torcerá el brazo del vendedor que le devuelve su cambio, hará que su compañero de oficina barra el piso asiéndolo de la muñeca cuando éste lo salude a la mañana con una palmada en la espalda, bloqueará con potencia los abrazos de su esposa, lesionándola seriamente en la zona de hombros y pectorales, etcétera, etcétera, etcétera.


Hasta aquí llegamos por hoy con la fantástica tipificación propuesta por el profesor Jones en 1887. Prometemos seguir indagando en busca de nuevos documentos olvidados de las artes marciales. No olviden sintonizarnos, amigos televidentes, la próxima semana, a la misma hora, por el mismo canal, cuando les acercaremos un nuevo documento estremecedor revelador. O, si lo prefieren, no nos vean y dediquen su tiempo a mejorar vuestra técnica.

M.

3 comentarios:

leonardo dijo...

TE FALTO UNO AMIGO, EL ELASTICO NO IMPORTA CUANTO LE RETUERSAS SUS ARTICULACIONES SIEMPRE SE LAS INGENIAS PARA SAFAR...JA VOS SABRAS XQ LO DIGO

SALUDOS K.

MC dijo...

Faltan muchos, faltan muchos, lo que pasa es que parte de la obra de Jones se perdió en un incendio en 1905...

Falta por ejemplo el Fabuloso Hombre de los Huevos de Paloma, que exhibe orgulloso sus nudillos inflamados perpetuamente, falta por ejemplo El Eterno Lesionado, también conocido como La Momia, falta el Hombre Anécdota, famoso por sus infaltables anécdotas de peleas, y que si uno se guía por sus palabras, pasó más de la mitad de su vida envuelto en combates de todo tipo...


Intentaremos ir reconstruyendo este valioso archivo, abrazo, M.

shibumi dijo...

Me mata esta seccion...
muy buena