lunes, 28 de julio de 2008

Sobre el puñal

Hace unos días, hablaba con amigos de la MuBiKwan sobre las armas que cada uno prefiere, y con uno de ellos coincidíamos en el cuchillo.



Porque siempre hay uno a mano, porque se lleva escondido con facilidad, porque es una arma devastadora en manos diestras, porque brilla, porque es rápido, porque mete miedo, porque es tan viejo como el hombre; por todo esto es que me gusta.



Técnicamente, el cuchillo es una herramienta utilizada para cortar materiales de textura blanda o semiblanda. Consta de una delgada hoja, normalmente metálica, y acabada en punta con uno o dos lados afilados, y de un mango por el que se sujeta. Se ha usado como herramienta y como arma desde la Edad Piedra: excavaciones realizadas en Olduwan descubrieron ejemplares con una antigüedad de 2 millones y medio de años.



Los avances en metalurgia, hace unos cinco mil años, permitieron la fabricación de cuchillos más refinados con hojas construidas de materiales metálicos, tales como el cobre, el bronce, el hierro y, finalmente, el acero, en el siglo XVII).



Pero quien escribe sospecha algo, querido visitante, que el cuchillo no es nada más que lo que se ve de él, que no es solamente lo que de él se dice. Algo más debe ser un cuchillo, cuando lo empuña una mano.



En este sentido, quiero compartir con ustedes un ¿poema?, ¿relato breve? de Borges. Se titula El Puñal, y fue publicado en Evaristo Carriego (1930). Otros han hablado ya sobre la fascinación del escritor por los cuchillos y los cuchilleros, por los duelos entre guapos en arrabales oscuros.





El puñal - Jorge Luis Borges



En un cajón hay un puñal.



Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasao; Luis Melián Lafinur se lo ido a mi padre, que lo trajo del uruguay; Evaristo Carriego lo tuvo alguna vez en la mano.



Quienes lo ven tienen que jugar un rato con el; se advierte que hace mucho que lo buscaban; la mano se apresura a apretar la empuñadura que la espera, la hoja obediente y poderosa juega con precisión en la vaina.



Otra cosa quiere el puñal.



Es más que una estructura hecha de metales; los hombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de algún modo eterno, el puñal que anoche mató un hombre en Tacuarembó y los puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca sangre.



En un cajón del escritorio, entre borradores y cartas, interminablemente sueña el puñal con su sencillo sueño de tigre, y la mano se anima cuando lo rige porque el metal se anima, el metal que presiente en cada contacto al homicida para quien lo crearon los hombres.



A veces me da lástima. tanta dureza, tanta fe, tan apacible o inocente soberbia, y los años pasan, inútiles.

1 comentario:

Fac dijo...

Antes que nada te felicito por el blog, lo visito regularmente y he asistido a alguna clase con el maestro Luzco en Alte. Brown.
Te quería avisar que, no sé con que fuente pegaste el poema, pero se puede leer solo si lo seleccionás con el mouse, porque las letras aparecen del mismo color del fondo. Saludos.